PUERTAS DE LA MISERICORDIA, ARGENTINA. 2016

 


 


"En los umbrales desiertos, el viento llorando está,
cosas que con él se fueron para no volver jamás.
Pero el corazón que espera, sin cansarse de esperar
oye pasos que se acercan, en los pasos que se van."
Francisco Luis Bernárdez














El proyecto escultórico Puertas de la Misericordia se originó de manera espontánea a través de un encargo poco común hoy día, y ha sido impulsado por la sensibilidad artística del Padre Juan Ramón Molina, cuya amistad y dedicación fueron fundamentales para su realización. El objetivo principal fue crear una obra de arte que simbolizara la misericordia, en sintonía con el Jubileo de la Misericordia proclamado por el Papa Francisco en 2015. Este concepto guió la composición del relieve escultórico que adorna las puertas del templo del Cottolengo argentino Don Orione.

La obra se compone de dos escenas esculpidas en bronce. En una hoja de las puertas se representa a Cristo resucitado, esbelto y sereno, con una cruz que simboliza su victoria sobre la muerte. Su mirada conecta directamente con la figura de San Luis Orione, arrodillado en actitud de devoción. La otra hoja muestra a la Virgen María intercediendo por Don Orione ante Cristo, con un rostro sereno y dulce que evoca las imágenes marianas sevillanas. María actúa como un puente entre lo humano y lo divino, reforzando la espiritualidad de la escena.

La composición transmite un diálogo silencioso entre las figuras, equilibrando la narrativa con un espacio superior despejado para aportar calma a la escena. San Luis Orione, el titular del templo, aparece arrodillado en la parte baja, en un acto de entrega total y humildad, con una leve sonrisa de gozo ante la presencia de Cristo. La frase "Las obras de Dios se llevan a cabo con las manos juntas y de rodillas", atribuida a Don Orione, ayudó a definir su postura en la composición.

El lema de la Congregación, "INSTAURARE OMNIA IN CHRISTO", se inscribe en la parte inferior de las puertas, completando el conjunto escultórico.

En cuanto a la gestión del proyecto, se inició en Sevilla con el modelado y el proceso de moldeo, para luego ser fundido en bronce en el taller de Jorge Bianchi en Buenos Aires. La Universidad de Sevilla, a través de su Fundación de Investigación (FIUS), formalizó un contrato con el Padre Juan Ramón Molina para llevar a cabo esta obra. El proyecto fue dirigido por el Dr. Guillermo Martínez Salazar, con la colaboración de profesores de la Facultad de Bellas Artes, quienes contribuyeron al desarrollo artístico y técnico del proyecto.

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